Mayéutica (1): siempre me ha llamado la atención este método socrático, tanto por el significado etimológico del término como por su sonoridad, la cual me induce a un sentimiento profundo de compasión.
Resuenan las similitudes entre la labor de una matrona, la de Sócrates aplicando su método, y la terapia que ofrecemos; las tres prácticas alumbran a un nuevo ser en aspectos diferentes de nuestra naturaleza: físico, mental y espiritual. La terapia que practicamos tiene una finalidad análoga a la mayéutica, pero en otro plano de la realidad. Vivir las emociones que están en el origen de nuestras aflicciones, y dar un significado distinto a aquellas experiencias que las causaron, tiene el efecto en el paciente de «morir» a una realidad psíquica preexistente a la terapia y «renacer» a otra vida. Esta terapia produce los efectos de un renacimiento, de despertar a la vida con una conciencia diferente, tal y como si fuésemos una persona distinta. Ayudamos a «dar a luz» a un ser nuevo que, aunque sigue habitando su mismo cuerpo, ya es otro. Se abre una puerta al conocimiento de nosotros mismos, oculto por el olvido de nuestra naturaleza intrínseca y por una estrategia adaptativa de supervivencia que practicamos desde nuestra concepción.
Las palabras de puestas por Platón en boca de Sócrates lo explican todo:
«¿No has oído decir que yo soy hijo de Fenáreta,
partera muy hábil y de mucha nombradía?
¿Y no has oído también que yo ejerzo la misma profesión?
El oficio de partear, tal como yo le desempeño, se parece
en todo lo demás al de las matronas, pero difiere en
que yo le ejerzo sobre los hombres y no sobre las mujeres,
y en que asisten al alumbramiento, no los cuerpos, sino
las almas. La gran ventaja es que me pone en estado de
discernir con seguridad, si lo que el alma de un joven
siente es un fantasma, una quimera o un fruto real».
(Sócrates, en Teeteto, de Platón).
(1) Del griego μαιευτική(maieutikḗ); propiamente ‘técnica de asistir en los partos’
©Con Alma Terapeutas 2021