Dice nuestro admirado profesor de cábala, Mario Sabán, que el secreto de la existencia es cambiar la percepción 1. La Cábala enseña que, si quieres ser feliz, has de cambiar tu percepción de la vida.
Este cambio de percepción es el que buscamos en cada sesión de la terapia que practicamos.
El canal «AYIN» une las dimensiones de Biná (el entendimiento) y de Tiféret (el corazón) del Árbol de la Vida. Este canal representa la energía del cambio de percepción. La letra Ayin (ע) hace que podamos cambiar nuestras emociones ante una misma realidad, o lo que es lo mismo, que vivamos esa realidad de otra manera, pues de eso se trata el cambiar la percepción.
Simbólicamente, el entendimiento (Biná) representa a la madre y el corazón (Tiféret) representa al hijo, hecho por el cual este canal también es llamado el cordón umbilical. Si fuera por la madre, el cordón umbilical nunca sería cortado, pues la madre quiere proteger a su hijo por encima de todo, y ¿dónde más protegido podría estar que en el interior de ella? Pero la vida sigue otro camino y el cordón umbilical ha de ser cortado, razón por la que el hijo se siente en algún momento independiente de la madre, tomando sus propias decisiones, sintiendo el libre albedrío, que es otro nombre de este canal Ayin.
El libre albedrío, la energía que conecta el entendimiento con el corazón, la sentimos entonces cuando nuestras emociones pueden ser cambiadas ante una misma realidad, cuando una vivencia la percibimos desde otro sentimiento, cuando cambiamos nuestra percepción de los hechos, que es lo mismo que vivirlos de otra manera. Es entonces cuando estamos ejerciendo nuestra verdadera libertad y así nos sentimos: libres.
Vemos continuamente a personas con desequilibrios en su vida, de los que algunos son conscientes, pero que se sienten incapaces de hacer nada para cambiarlo. Es entonces cuando manifiestan que su dolor más profundo es no poder cambiar, aún a sabiendas de que el cambio podría traerles la felicidad.
¿Si un desequilibrio nos produce dolor, cuál es la razón por la que no podemos cambiarlo? El origen está en que nuestra mente se ha identificado con ese desequilibrio, llegando a formar parte de nuestra identidad y por ello nos cuesta salir de él. Cambiar el desequilibrio supone por tanto cambiar nuestra identificación, nuestra identidad, lo cual es lo mismo que la muerte del yo al que estamos dando vida y el nacimiento de un nuevo yo. Y esto, seamos sinceros, a nuestra mente racional, a esa dimensión del alma a la que hemos llamado entendimiento (Biná) no le gusta nada: no le gusta cambiar de identidad, pues la identidad alcanzada es una zona donde se siente segura. Entonces el cortar el cordón umbilical, el separarnos de esa madre protectora que es nuestra mente racional, se vive como morir a un estado anterior, tal y como lo vive el bebé en ese momento de la llegada a este mundo: con inseguridad y temores. Al recién nacido no le es posible mantenerse dentro de la madre indefinidamente, pero a nuestra identidad, al yo que hemos creado, sí que le es posible y le resulta sumamente cómodo mantenerse en su estado influenciado y protegido por la mente. Este camino de cambio es difícil, pues esa zona de seguridad ha sido creada inicialmente en nuestro ambiente psíquico familiar social y entonces, además de morir a tu identidad para renacer en otra, lo vivimos como una traición a nuestras raíces.
De igual manera que para sentirnos seres individuales hemos de cortar el cordón físico que nos une a nuestra madre, y ello nos permitirá el crecimiento como personas, el cordón psíquico que mantiene nuestra identidad sometida al entendimiento ha de ser cortado mediante el cambio de percepción.
1.- Para la gematría, el valor de la letra Ayin (ע) es 70, el mismo que el de la palabra sod (secreto en hebreo: סוד).
© Con Alma Terapeutas 2023
Puedes suscribirte a nuestro blog a través de este enlace https://conalma.eu/blog/ y recibir nuestras publicaciones en tu correo electrónico.