Esta publicación recoge, de manera muy resumida, qué es y cómo se genera la realidad psíquica que llamamos “niño interior”. Las ideas y conceptos que aquí se contemplan se irán desarrollando en sucesivas entradas con este mismo título.

– – – –

Todo ser humano que viene al mundo lo hace trayendo un potencial ilimitado de renovación y creatividad.

La llegada se produce en un entorno, en una familia, con unos padres que son quienes han de proporcionar las atenciones al nuevo ser y cubrir sus necesidades. Estas necesidades no nacen de la relación con los padres, sino en un proceso previo inconsciente: la “separación”. Las necesidades del niño existen desde antes del nacimiento.

¿Qué necesidades tiene el recién concebido? Van más allá de la alimentación, los cuidados físicos y el cariño. Citaremos algunas de las fundamentales.

La aceptación, que no consiste solo en acogerlo en la familia y criarlo, sino que comienza con el deseo de tenerlo, incluso antes de la concepción si es buscado, o desde el momento en que se conoce su próxima llegada.

La protección, pues aun conteniendo un potencial ilimitado, el niño es un ser débil e indefenso que necesita de cuidados.

El respeto a su dignidad como ser humano.

Estas necesidades  y otras –atención, cuidados, cariño, alimento, abrigo, cobijo…- que pueden ser resumidas en una: amor,  no pueden ser satisfechas plenamente, aunque los padres se esmeren en ello. Sí pueden, sin embargo, ser agravadas cuando lo que el niño recibe es lo contrario de lo que espera: abusos en lugar de respeto, malos tratos en lugar de protección o rechazo por aceptación.

A estas dificultades hemos de añadir la llegada del niño a un mundo estructurado, cargado de normas a las que tiene que adaptarse para sobrevivir. Normas y educación que, siendo necesarias, constituyen una restricción a su potencial de regeneración y creatividad y son generadoras de frustración.

¿Cómo reacciona el niño ante este entorno y ante la insatisfacción de sus necesidades? Lo hace adoptando una doble estrategia de ocultación y de adaptación. La ocultación de sus sentimientos de aflicción, miedo, rabia, abandono, etc., y su adaptación al entorno para conseguir lo deseado, simulando ser lo que no es.

Esta estrategia permite al niño sobrevivir en su entorno, pero no resuelve los conflictos generados en él por la insatisfacción de sus necesidades o la represión de su capacidad. No se eliminan las aflicciones, sino que se ocultan en el inconsciente dando lugar a una realidad psíquica con vida propia a la que llamamos “niño interior”, que pugna por salir al exterior y condiciona la vida del adulto.

_____

Bibliografía: “Los Guardianes del Paraíso”. Félix Gracia.