Un mito es una historia situada fuera del tiempo que encarna algún aspecto universal de la condición humana; sin embargo, en el lenguaje coloquial, se interpreta como algo falso. Estas historias intemporales, comúnmente están caracterizadas por dioses o personajes heroicos.
Desde la perspectiva de la analítica junguiana (C. G. Jung, psiquiatra y psicólogo, 1875-1961, padre de la psicología profunda), los dioses míticos son fuerzas internas inconscientes que moldean la conducta e influyen en las emociones. Además, estas fuerzas psíquicas están presentes en el ser humano de cualquier lugar y de cualquier tiempo; representan arquetipos psíquicos que forman parte del llamado «inconsciente colectivo».
Conviene resaltar que los mitos, como arquetipos que son, pueden manifestarse de múltiples formas, desde la “a” hasta la “z”; desde una forma concreta hasta su aparentemente opuesta, todo el abanico de manifestaciones puede formar parte de un mismo arquetipo.
En el inconsciente “viven” todos los arquetipos, aunque manifestemos con mayor frecuencia algunos de ellos. Todas las deidades míticas viven en cada uno de nosotros y, si se dan las circunstancias apropiadas, podemos manifestar cada uno de ellos.
En la terapia analítica, los mitos son una herramienta útil para describir muchas pautas de comportamiento y también rasgos de la personalidad. Con ese fin, vamos a profundizar en algunos de ellos para tratar de encontrar realidades propias, es decir, identificarnos con el mito: sentir que el mito está emitiendo algo que es importante para la persona que lo recibe. Este sentimiento de percibir el mito como algo propio se convierte en conocimiento intuitivo y explica el origen psíquico de nuestro comportamiento.
Nos vamos a referir a continuación a deidades de la mitología griega y romana, en la seguridad de que quienes nos lean descubrirán algo suyo en ellos.
PSIQUE Y EROS
«La historia de Eros (Cupido) y Psique (el alma personificada) en el Asno de oro de Apuleyo, se aparta de la mitología ordinaria de Eros. Según este relato, Psique es una joven princesa mortal, tan considerada por su belleza, que Afrodita se pone celosa y envía a Eros a vengarse, diciéndole que la haga enamorarse de algún hombre sin valía; pero el plan no sale bien porque el mismo Eros se enamora de la joven. En ese momento, Psique es tan hermosa que ningún hombre se atreve a cortejarla y, cuando sus padres consultan un oráculo de Apolo sobre este asunto, se les indica que la abandonen vestida de novia en una montaña, donde un novio aparentemente terrible llegará a pedir su mano. Cuando la dejan, un viento la lleva a un profundo valle, donde comienza a caminar y descubre un hermoso palacio. Resulta ser un palacio mágico donde la atienden sirvientes invisibles. Eros la visita allí cada noche y hace el amor con ella a condición de que nunca intente desvelar su identidad. Mientras tanto, las dos hermanas de Psique salen en su busca y Eros les permite verla aunque, sabiendo lo que podía pasar, le advierte de que las ignore si intentan convencerla para que él revele su apariencia. Es tal la envidia que tienen sus hermanas de su buena fortuna que consiguen convencerla para que descubra la identidad de su amante. Durante la noche, Psique enciende una lámpara para verlo, encontrándose con un joven alado de extrema belleza y se enamora más de él de lo que ya estaba, pero… cae una gota de aceite hirviendo de la lámpara sobre el hombro del joven y éste se despierta. Enfadado por su desobediencia, Eros la abandona. Movida por el arrepentimiento y el anhelo, Psique vaga por el mundo en busca de Eros, de quien está embarazada, hasta que finalmente cae en las redes de Afrodita, que la obliga a llevar a cabo cuatro tareas aparentemente imposibles.
Primera tarea: seleccionar las semillas. Tiene que separar un gran montón de semillas mezcladas entre sí, clasificándolas cada una en su propio montón, antes del atardecer. Las hormigas se apiadan de ella y finaliza la tarea con su ayuda.
Segunda tarea: conseguir algunos mechones de oro. Psique ha de conseguir algunos mechones de los carneros asesinos, exponiéndose a ser atacada, pero un viento divino mueve unos juncos, avisándola para que espere hasta que los carneros duerman y entonces pueda coger los mechones de lana de oro que se han quedado enganchados en las zarzas de los alrededores.
Tercera tarea: llenar el cántaro de cristal. Afrodita pone en sus manos el frasco de cristal y le dice que debe llenarlo con agua del río Estigia, el río prohibido a los vivos. Nuevamente Psique se siente impotente ante el reto, pero esta vez es ayudada por un águila que recoge el agua por ella.
Cuarta tarea: bajar a los infiernos a llenar el cofre con el ungüento de belleza de Perséfone. Para Psique esta tarea es equiparable con la muerte. Esta vez es una torre clarividente la que le aconseja cómo cruzar el río, calmar a Cerbero, obtener el ungüento y regresar, pero la curiosidad hace de las suyas y no se resiste a abrir el cofre, cuando un sueño semejante a la muerte la posee. Eros acude en su ayuda, la despierta del sueño y permite que cumpla su tarea entregando el cofre a Afrodita. Eros, entre tanto, pide autorización a su padre, Zeus, para llevarla con él al cielo, convirtiéndola en su esposa inmortal y dando a luz a un niño llamado Placer (Voluptas)».
Psique es un mito que habla de la mujer que pone las relaciones en primer lugar, que acepta amar a Eros sin conocerlo y sin saber su identidad. Le deja controlar todos los aspectos de su relación con tal de vivir en el “paraíso”, pero eso supone vivir de manera inconsciente. Y así, esta mujer arquetípica es capaz de buscar un Eros tras otro con tal de continuar en su estado inconsciente.
La Vida, representada por Afrodita, le impone tareas a realizar que tienen por objeto su desarrollo individual, su crecimiento, haciéndola comprender que no es necesario renunciar a su propio poder y sabiduría para conservar el amor o la familia. La necesidad de autoconocimiento lleva a la mujer “Psique” a enfrentarse a tareas que le parecen inalcanzables, pero que son necesarias para lograr lo que de verdad calma su impulso, lo que de verdad la llena: el amor entre iguales. La mujer “Psique” desarrolla capacidades y valor ante la adversidad, haciéndose consciente de sus prioridades básicas, que salen reforzadas.
Este enfoque «mitológico» de la vida también forma parte de la terapia que practicamos.
Bibliografía:
Arquetipos e inconsciente colectivo. C.G. Jung
Las diosas de cada mujer. Jean Shinoda
El gran libro de la mitología griega. Robin Hard
Los acuerdos del alma. Alberto Villoldo