El concepto Terapeuta tiene su origen en la palabra griega “Therapeutes”, compuesta por el verbo “Therapeuin”, que significa cuidar, atender, aliviar y el sufijo “Tes”, que significa agente. Así, Terapeuta es la persona que alivia.
El término Paciente proviene del verbo latino “Pati”, que significa sufrir, padecer. Paciente es aquel que sufre o padece cualquier tipo de aflicción.
Desde nuestra comprensión, la compasión es inherente al Terapeuta, entendiéndola como la identificación con las aflicciones de alguien, es decir, sentirse uno con el otro, sentirse en el otro y el otro en ti, no entendiéndola como lástima o conmiseración.
Terapeuta es el que trata el sufrimiento del otro sintiéndolo como propio, sabiendo que también está en él. Ser Terapeuta, por tanto, más que una profesión es vivir desde un sentimiento. A este sentimiento le llamamos compasión.
A nuestro modo de ver, todos los trastornos, síntomas y enfermedades son el resultado de combinar nuestra relación con el entorno, nuestros pensamientos y nuestras emociones. La Terapia en sí es una labor de servicio a los demás, de acompañamiento y respaldo en el proceso de conocimiento de uno mismo y de armonización con su entorno.