El orden es la buena disposición de las cosas entre sí o la colocación de las cosas en el lugar que les corresponde.

En nuestro proceso mental secuencial, limitado y condicionado por el tiempo y el espacio, tenemos una interpretación del concepto de orden de acuerdo a ese espacio-tiempo en el que habitamos. Por ello entendemos el orden como una disposición de las cosas que nos resulta conocida. Por contraposición, el desorden lo asimilamos con una colocación de las cosas distinta a la que estamos habituados.

jakayla toney on unsplash 1 1En términos de la física en desorden se asimila a un aumento de la entropía 1, mientras que el orden correspondería con una variación cero de la entropía del sistema. Y para el segundo principio de la termodinámica la energía de un sistema tiende a aumentar hasta llegar al equilibrio o muerte térmica. Sin embargo, Ilia Prigogine 2  planteó en su teoría de las estructuras disipativas que ese principio no es de aplicación a los sistemas abiertos como somos nosotros, pues en lugar de tender al equilibrio crecemos en complejidad en el intercambio con el entorno. Saliendo de nuestro «orden» conocido al permitir la interacción con el entorno, entrando en el «desorden» de lo que no conocemos aún, evolucionamos hacia otro orden más complejo y completo.

En la Teogonía de Hesíodo el Caos fue lo primero que existió. Contemplado desde la mitología griega, la palabra caos que interpretamos como desorden podría ser un orden desconocido para nosotros. De hecho, lo que llamamos el Big Bang —la explosión que dio origen al Universo tras una estado muy alto de densidad y temperatura— lo interpretamos como el desorden máximo, siendo sin embargo el origen de todo lo manifestado en la materia, lo cual induce a pensar que algún orden desconocido debería existir en aquello que llamamos desorden.

Sí, el Big Bang es, desde la interpretación de nuestra mente secuencial, un estado de desorden. Pero hemos de admitir que es un desorden necesario pues es el origen de todo lo manifestado. Expresando esto en términos espirituales: para que exista la redención se ha de dar primero el exilio 3.

Esta interpretación del exilio —entendido como desorden— como primera etapa de la redención o retorno —entendida como orden— se puede apreciar en la concepción cabalística de la creación del Universo. Para la cábala —dice Isaac Luria— la explicación de que dentro del Infinito se pueda originar algo finito requiere que el Infinito se exilie de sí mismo, es decir, que cree un vacío en el que pueda tener lugar la creación de algo finito como es el Universo manifestado. Dicho de otra manera: El tiempo y espacio en el que existimos es un hueco dejado por la divinidad, una retirada de Dios para que podamos existir sintiéndonos independientes.

En la parábola del hijo pródigo se nos presenta otra metáfora de este pensamiento: el Hijo (la Creación) sale de la casa del Padre (El Ein Sof o Infinito) y su retorno (teshuváh) al hogar es celebrado con un banquete, pues en ello —en el retornoreside el propósito de la Creación. Dios se exilia del Universo y nosotros retornamos a la Matriz Divina.

¿Cómo podría haber retorno a la Casa del Padre si Dios no se hubiera exiliado del Universo? ¿Quién retorna si no es así? Seguiríamos todos flotando en ese estado Infinito. Se entiende que el exilio o desorden es provocado para que el Universo y nosotros mismos realicemos la rectificación, el tikún. Hemos de verlo entonces como un desorden ordenado que tiene un objetivo. Es decir, el plan divino parece que está en orden habiendo provocado el desorden.

El físico David Bohm (1917-1992) concibió la teoría del orden implicado, según la cual subyace en el universo una realidad más profunda que la que el ser humano percibe, un orden en el que estamos comprometidos a pesar de no poderlo percibir en su totalidad, pues permanece oculto a nuestra mente, la cual está centrada en el orden explicado o revelado.

Existe un orden superior que provoca el desorden aparente a nuestra percepción y todo ello tiene un objetivo amoroso: nuestra evolución o retorno a la Matriz divina. Si nos instalamos en esta conciencia podremos lograr la confianza en que aquello que ocurre tiene una finalidad orientada a nuestro crecimiento, modificaremos nuestra manera de interpretar la realidad observada y percibiremos el sentido trascendente de ella. Entender que lo que vemos como desorden tiene un orden oculto y aplicarlo a los obstáculos que se nos presentan conduce sin duda una vida más plena y satisfactoria.

1 Ludwig Boltzmann, 1844-1906.

2 Premio Nobel de química en 1977

3 Gaón de Vilna, cabalista, 1720-1797.

 

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